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Subido el 16 de junio de 2017
Título del libro: Comerciantes de Duda
Video de introducción
Mi Resumen (audio)
Libro-en-una-frase
Es más fácil engañar a las personas que convencerlas de que han sido engañadas
Mi Resumen (texto)
Contenido
- Introducción
- Las armas de duda
- Los personajes
- Primera historia: el tabaco
- Segunda historia: las armas nucleares
- Tercera historia: la lluvia ácida
- Cuarta historia: el hueco de ozono
- Quinta historia: el humo de segunda mano
- Sexta historia el cambio climático
- Séptima historia: El ataque contra Rachel Carson
- Conclusión
- Comentarios
Introducción
Esta es la historia de una fibra (o un hilo) común que comparten los tapices complejos de problemas como el cáncer pulmonar, las armas nucleares, la lluvia ácida, el hueco de la capa de ozono, los pesticidas, y el cambio climático. Todos estos problemas tienen algo en común: todos han sido víctimas de un movimiento anti‑ambientalista que por décadas ha negado hechos científicos y por consiguiente ha retardado nuestra respuesta a estas situaciones precarias.
Desafortunadamente tengo que comenzar diciendo que no le recomendaría este libro a nadie que esté buscando entretenerse con datos curiosos y anécdotas divertidas. Estos no son datos cheveres, son datos aterradores (y en muchas ocasiones irritantes). No solo eso, es una historia muy compleja con muchos nombres y fechas que son supremamente difíciles de seguir. Entonces, primero que todo, felicitaciones a Naomi Oreskes y Erik Conway (los autores) por mantenerme despierto en medio de este desastre de crónica. De verdad que hicieron un trabajo excepcional.
Pero lo que hace a esta historia tan fascinante (o más bien perturbadora) son los métodos usados por los comerciantes de duda. Cuando se ponen estas historias una al lado de la otra—como lo hace el libro—nos empezamos a dar cuenta que las estrategias siempre son las mismas. No solo eso, los personajes también son los mismos. Una y otra vez estos cabrones se las han arreglado para manipular la opinión pública, y (tal como lo insinúa el título del libro) traficar duda por doquier. Vendiendosela a políticos y medios de comunicación con un único fin: combatir (o retardar) las regulaciones.
Digo retardar porque en la mayoría de estos casos las regulaciones eventualmente son implementadas. Pero debido a la duda que estos anti‑ambientalistas de mierda han esparcido por todos lados, varias décadas pasaron sin intervención gubernamental—o siquiera conciencia pública. Mientras tanto, las corporaciones recogen todos los frutos que estos traficantes han cosechado.
Sin embargo, esta no es una historia del “bien contra el mal” o lo “correcto contra lo incorrecto”. Tampoco es una historia de “derechistas contra izquierdistas”, o del “gobierno feroz contra el pueblo indefenso”. No. Esta historia va hasta lo más profundo de nuestros sistemas políticos y económicos—incluso nuestras tendencias culturales—y me temo que todos somos parcialmente responsables por lo que ha sucedido. La forma en que pensamos y vivimos hoy en día nos ha hecho susceptibles a los métodos usados por los comerciantes de duda. Pero lo que es aún más triste, todas estas estrategias manipuladoras se usan a diario en la política, en las empresas, e incluso en discusiones de interés público que a primera vista parecen indefensas. Todo se envuelve alrededor de quien habla más alto, y de quien posee los argumentos que persuaden más fácilmente a aquellos con poca educación—tal como el Brexit, la elección de Trump, o el rechazo del Proceso de Paz en Colombia.
Las armas de duda
Mientras leía, encontré que las estrategias de duda pueden reducirse a seis diferentes argumentos o “armas” (como me gusta llamarlas). A medida que lean, verán a los comerciantes blandir estas seis armas de duda, una y otra vez, con cada una de las historias—y es muy fácil ver los paralelos en la política.
La primera arma de duda es algo a lo que yo llamo “magia”, y funciona tal cual como cuando un mago saca una pañoleta y la agita para distraer al público mientras realiza su truco con la otra mano. Es algo que la gente hace a diario, introducen un tópico que está flojamente relacionado con el tema de conversación para distraer a su audiencia con una respuesta fácil—y hacer que se les olvide la parte del argumento que requiere una reflexión honesta. Por ejemplo, alguna vez han hablado con alguien respecto a un tema difícil como ‘ejercitarnos regularmente’, y de repente esta otra persona dice algo asi como “es que hacer ejercicio me causa mucha hambre y luego resulto ganando peso”, o “los gimnasios son muy caros y además me siento juzgado cuando voy”, o “no quiero lesionarme, tengo un amigo que se lesionó y bla, bla, bla…”. No necesariamente están mintiendo, pero estas son excusas flojamente relacionadas que se divergen del tema de conversación. Son pañoletas que se agitan para distraer la atención del oyente con su argumento colorido mientras se elude la incómoda verdad: la pereza...
Esa es el Arma # 1: magia; distraer a la gente con un tema flojamente relacionado.
La segunda arma es la abnegación, o las mentiras. Como verán (cuando empecemos con la primera historia), la Industria Tabacalera mantuvo firmemente por décadas que el humo del tabaco NO es cancerígeno… Entonces Arma # 2: paja o abnegación. Así de simple.
Luego tenemos el Arma # 3: pinzas; resaltar incertidumbres o resaltar casos especiales casi que escogiéndolas con pinzas. Como verán, en la ciencia siempre hay un nivel de incertidumbre. Siempre hay lugar para errores, en cualquier medición o hipótesis. Algunas mediciones son más acertadas que otras, pero esto no es excusa para rechazar aquellas mediciones que tienen márgenes amplios. A los comerciantes de duda les encanta resaltar estas incertidumbres para hacer que los estudios en general parezcan falsos. Es como cuando alguien dice “pero si fumar mata, porque mi abuelita vivió hasta los 90 si ella fumaba tres paquetes al dia?” Una pregunta válida, pero es un caso supremamente especial—el cual no representa en absoluto al promedio. Esa es el Arma # 3, las pinzas; y es fácil ver porqué es tan efectiva en persuadir a aquellos con poca información a la mano.
Arma # 4: La ilusión de un debate, inventarse ‘dos lados opuestos’ y usar la doctrina de la imparcialidad para defender a uno de estos lados. La doctrina de la imparcialidad fue creada en 1949 cuando la televisión estaba comenzando. Algunos de ustedes recordarán que al principio había muy pocos canales, y las licencias de emisión eran difíciles de obtener. Por esta razón, se acordó que cualquier tema controversial (de interés público) debía ser presentado de una forma balanceada e imparcial—mostrando ambos lados del argumento. El Arma # 4 se aprovecha de este “balance” creando dos lados, y usando la doctrina de la imparcialidad para defender el lado que les conviene—por más incorrecto que sea. Esta arma es particularmente dañina para estudios científicos, porque un solo científico que esté en desacuerdo con el consenso general1, puede usar la doctrina de la imparcialidad para que los medios se hagan a la ilusión de que hay un desacuerdo dentro de las instituciones científicas. Pero seamos honestos, si diez‑mil científicos nos dicen que algo es verdad, porque razón vamos a tomar las opiniones de un lobo solitario en serio?
La quinta arma es algo que el ciudadano común implementa a diario sin darse cuenta de las implicaciones que puede llegar a tener. Arma # 5: exageración; usar casos hipotéticos extremos para condenar medidas razonables. El caso más representativo de esta arma es la tendencia a pensar que las regulaciones ambientales son el primer paso para que el gobierno se tome TODAS nuestras libertades. Otro ejemplo son las acusaciones que se le hicieron a Barack Obama durante su mandato, diciendo que él era un socialista y que odiaba a los Estados Unidos. O cuando aquellos que se opusieron al Proceso de Paz en Colombia aseguraban que ese era el primer paso para acabar como Venezuela. De que putas están hablando? Estas son obviamente exageraciones totalmente desconectadas de la realidad...pero persuaden fácilmente a aquellos con poca información.
Y finalmente Arma # 6: atacar al eslabón débil, encontrar un error (o un punto débil), inflarlo desproporcionadamente y condenar al todo como malo. Los científicos también pueden cometer errores, apenas son humanos. Pero desafortunadamente cuando un científico ambientalista comete el más mínimo error, los comerciantes de duda dicen “AHA! Ven? A estos tipos no se les puede confiar… si cometieron ese error seguro todo lo que hacen está mal” — en serio?
De esto es lo que se trata este resumen. Seis temas muy controversiales e importantes:
Bajo el fuego anti‑ambientalista que por décadas ha forjado estas seis armas de duda:
Si deciden seguir leyendo vamos a recorrer todas estas historias con un nivel de detalle considerable, y ojala al final de esta entrada se den cuenta de dos cosas. Una: el mercado libre y el capitalismo no son la respuesta a todos nuestros problemas. Y dos: tenemos que tener mucho cuidado al escoger a quién escuchamos.
-
Así sea un caso en diez‑mil↩
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