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Subido el 16 de junio de 2017

Comerciantes de duda (continuación)

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Quinta historia: el humo de segunda mano

Bueno, hablemos del tabaco una vez más. Al principio de esta entrada les comenté que un artículo de la revista Reader’s Digest titulado “cáncer en cajetillas” le hizo correr un escalofrío a las espaldas a los CEOs de las industrias tabacaleras. Bueno, pues unos treinta años después, en 1983, una situación similar sucedió cuando el reporte del Director General de Salud Pública concluyó que el humo de segunda mano causaba cáncer en personas no fumadoras. Debido a su experiencia, la industria ya sabía perfectamente a dónde los llevaría esto: más regulación—entonces blandieron las armas de duda y entraron al campo de batalla. Aquí está la línea de tiempo de esta historia (nuevamente):

comerciantes de duda tabaco

Los eventos más relevantes en la historia del tabaco

Foto bajo licencia de Creative Commons Attribution-ShareAlike 4.0 International vía www.chasanabria.com

Es bastante extraño que el público en general nunca ató los cabos… si inhalar humo de tabaco por cuenta propia y de buena gana produce cáncer, ¿no será que inhalarlo por accidente también? La respuesta simple es sí, pero la industria estaba dispuesta a pelear hasta la muerte en contra de esta conclusión perfectamente razonable. No iba a ser fácil, habían estudios supremamente confiables relacionados con el humo de segunda mano. Especialmente uno publicado en Japón en 1981 el cual mostraba que el cáncer de pulmón en mujeres no fumadoras con esposos fumadores era más alto que en aquellas que tenían esposos no fumadores. Pero la Industria Tabacalera contrató a un estadista para que dijera que las estadísticas usadas en este estudio estaban mal hechas, y la gente paró oreja. Otro estudio fechado en 1970 mostraba que el humo que viene de cigarrillos que no están siendo activamente fumados contiene más compuestos tóxicos que el humo que se inhala. Esto pasa porque en el caso de un cigarrillo dejado a que se queme solo, arde a temperaturas más bajas. La respuesta por parte de la industria… nuevamente… abnegación.

humo cigarrillo quemando solo cenizas

El humo de cigarrillos quemandose solos contiene más elementos tóxicos que el humo de cigarrillos siendo inhalados

Foto bajo el Dominio Público vía Max Pixel

Afortunadamente, a pesar de los esfuerzos de la Industria Tabacalera, en 1984, treinta y siete estados habían pasado restricciones para fumar en público. Pero la industria siguió peleando incluso hasta principios de los 90, metiendo duda hasta donde no cabía. Llegaron a usar argumentos tan ridículos como cuando sugirieron que las restricciones de fumar eran discriminatorias (una forma clara de exageración). También intentaron usar el Arma # 1 (magia) en la forma más patética posible; diciendo que los dolores de cabeza que los no‑fumadores estaban teniendo en lugares de trabajo no eran a causa del humo del tabaco, sino que estas personas sufrían del “síndrome del edificio enfermo” y que sus dolores de cabeza se debían a que los edificios de oficinas eran muy feos.

En un intento de hacer que el humo de segunda mano sonara inofensivo lo empezaron a llamar “humo de tabaco ambiental” en vez de humo de segunda mano—pero les salió el tiro por la culata porque el uso de la palabra “ambiental” era la excusa perfecta a la Agencia de Protección Ambiental (o EPA, por sus siglas en inglés) interviniera.

Logo Agencia Protección Ambiental

Logo de la Agencia de Protección Ambiental (o EPA por sus siglas en inglés).

Foto bajo el Dominio Público vía Wikimedia Commons

En 1992 la EPA expidió un reporte que atribuía 3000 muertes de cáncer pulmonar al humo de segunda mano, también entre 150 mil y 300 mil casos de bronquitis. Y lo que es más, encontraron que el astma de entre 200 mil a un millón de niños empeoró debido al (supuesto) humo de tabaco ambiental… en resumidas cuentas “el humo de tabaco ambiental era un cancerígeno de clase A”.

Pero la batalla continuó… El arma # 6 (atacar al eslabón débil) era el arma favorita de la Industria Tabacalera en este caso. Contrataron un montón de gente para buscar los puntos débiles de cada uno de los estudios con el fin de deslegitimar sus resultados. Por ejemplo:

    Si el estudio era hecho en animales, ellos reclamaban que el efecto no tiene absolutamente nada que ver con los humanos.
    Si la población de muestras era pequeña estadísticamente hablando, ellos reclamaban que los resultados no eran justificables.
    Si el margen de error era amplio, ellos miraban siempre al lado que les convenía.
    Si el estudio no hacía referencia a la dieta de las personas en el estudio, o a la contaminación del lugar donde vivían, entonces las conclusiones no eran confiables… etc, etc…

A mediados de los 90, Fred (el súper cabrón) Singer se unió a la batalla, y esta vez no solo estaba usando las armas de duda—estaba asegurando que la ciencia en sí era “mala ciencia”. Fred eligió como blanco a la EPA diciendo que habían falsificado los números con el fin de avanzar una regulación mayor. Y que esta crisis del humo de tabaco ambiental era muy “cuestionable” al igual que “el plomo, el radón, el asbestos, la lluvia ácida, el calentamiento global, y muchos otros”... de los cuales: TODOS son hoy en día problemas conocidos con regulaciones ya implementadas o en el proceso de serlo.

Hubo un manual que fue distribuido por la Industria Tabacalera llamado “Mala Ciencia: Un Manual de Recursos”, el cual contenía un montón de frases y mensajes que ayudaban a la gente a formar un argumento en contra de la EPA (y en contra de la ciencia en general). El manual centraba sus argumentos en las libertades individuales, y en el hecho de que las regulaciones simplemente nos llevarían a una situación en la que el gobierno controlaría todo lo que hacemos. La idea era algo así como “Si hoy nos quitan el tabaco, ¿quien sabe que nos quitaran mañana? Entonces si protegemos el tabaco, ¡estamos protegiendo nuestra libertad!”1. Este manual también tomaba con pinzas todos y cada uno de los errores cometidos por la ciencia; como el anuncio falso de la Fusión Fría o el error en el alineamiento del telescopio de Hubble—lo cual en sus mentes cerradas “probaba” que la ciencia es falible… Incluso atacaron a los científicos en sí, llamándolos terroristas ambientales.

En 1993 se creó un grupo llamado TASSC el cual es un acrónimo de ‘La Coalición para el Avance de la Ciencia Sana’. No solo es el acrónimo más idiótico posible, sino que ni siquiera se trataba de avanzar la ciencia, se trataba de bloquear cualquier ciencia que se les metiera en el camino2. Los tabacaleros también se aseguraron de fundar el tal TASSC de una forma en que el récord mostrata que no estaba relacionada con la industria, y afirmaban que TASSC se “fundó ella sola” mientras que en privado se tomaron todas las precauciones de “evitar reporteros cínicos” que tuvieran una inclinación a hacer investigaciones a fondo.

TASSC obviamente tenía a Singer como su consejero, al igual que el Cabrón # 13. Incluso crearon el ‘Premio a la Ciencia Sana en el Periodismo’, y una página de internet llamada junkscience.com (lo que quiere decir algo así como “paja científica” en español)... Su determinación es admirable...

Es bastante curioso ver que su argumento principal era que la ciencia estaba siendo adulterada para avanzar una agenda política, cuando eran ELLOS mismos los que estaban tratando de deslegitimar a la ciencia para defender al mercado libre y al capitalismo. Me pregunto qué pensaría Alexander Hamilton de todo esto…4

Si miramos a nuestro alrededor hoy en día, al parecer la razón ganó la batalla del humo del tabaco, pero nos tomó DÉCADAS para convencer a la gente de lo dañino que es. Todo por culpa de los comerciantes de duda y de su miedo a las regulaciones. Estoy casi seguro que si uno llegase a tener una conversación honesta con alguno de estos tipos ellos dirían que sus acciones fueron en defensa de la Libertad… Pero como Isaiah Berlin dijo, “La libertad para los lobos muchas veces significa muerte para las ovejas”...

  1. ¡Qué patriotico! ¿no?

  2. La verdad es que hay otro acrónimo aún más idiota, FOREST que quiere decir la ‘Organización para el Derecho de Disfrutar el Humo del Tabaco’.

  3. Sí, este pedazo de mierda todavía estaba vivo...

  4. Alexander Hamilton fue el primer secretario de hacienda de los Estados Unidos, uno de los fundadores de este país, y un gran defensor del mercado libre y el capitalismo en los primeros años de la nación… Pueden ver mi resumen de Washington para aprender más sobre este personaje asombroso

  5. Este efecto es causado por ciertos gases que atrapan el calor dentro de la atmósfera tal como una cobija atrapa el calor en nuestras camas

  6. Pronunciado Revel. Este es un nombre que quiero que mantengan en mente porque va a ser de mucha importancia una vez Fred (el súper cabrón) Singer mete sus narices en este asunto

  7. Es bastante interesante ver que la EPA, la ley del Aire Limpio, y la ley del agua potable fueron todas implementadas por Nixon… un presidente conservador

  8. Pronunciado yeisons

  9. Esta afirmación es una barbaridad. Solo hay que mirar hoy en día a los graves problemas que Europa está teniendo a causa de los refugiados de guerra. Una migración masiva a causa del cambio climático sería aún más devastadora

  10. Pronunciado shiling.

  11. Pronunciado Revel

  12. El Súper Cabrón

  13. Nótese que esto fue un par de años antes de el panel de la lluvia ácida, y quizá en esa época no estaba claro que este tipo era un cabrón

  14. ¿Como?

  15. Un proceso que es fundamental para la ciencia

  16. Pronunciado wal strit yornal

  17. Que de por cierto no habían hecho ni un experimento en décadas

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Sexta historia el cambio climático

Desde que he tenido conciencia civil, me he preguntado ¿Por qué será que a la gente le cuesta tanto creer que el calentamiento global es un problema real y grave? Este “debate” es algo que con lo que todos estamos familiarizados, y seguro muchos hemos notado que lleva casi una década. Pero la verdad es que ha durado mucho más. Todo comenzó alrededor de 1920 cuando Svante Arrhenius sugirió que la quema de combustibles fósiles tiene la capacidad de afectar el clima. Era una conclusión quizá lógica siendo que por más de 150 años sabíamos muy bien que el CO2 contribuye al efecto invernadero en la atmósfera5. Pero en la segunda mitad del siglo XX las cosas cambiaron. Permitanme mostrarles la línea de tiempo:

comerciantes duda cambio climatico

Los eventos más relevantes en la historia del tabaco

Foto bajo licencia de Creative Commons Attribution-ShareAlike 4.0 International vía www.chasanabria.com

En el año 1950 Charles David Keeling publicó la primera pista para un caso que luego se convertiría en la famosa Curva de Keeling. Este gráfico indudablemente muestra un incremento alarmante de los niveles de CO2 desde la revolución industrial hasta el día de hoy, y en los 60s, ya era lo suficientemente convincente como para llamar la atención de muchos científicos. Aquellos con altos puestos intentaron persuadir a los políticos de la época. Entre estos estaba Roger Revelle6, el director del ‘Instituto de Oceanografía Scripps’. En 1965 Revelle le escribió una carta al consejo del Presidente Lyndon Johnson, pero en esa época la Guerra de Vietnam estaba consumiendo todas neuronas del gabinete de Johnson—y poca atención se le dio al calentamiento global. Luego, a principios de los 70s hubo un rayo de esperanza (para que el calentamiento global recibiera la atención que merece) durante la administración de Nixon cuando el medio ambiente estaba ganando fuerza política, pero Nixon ya estaba bastante ocupado con el problema del Tabaco y el Transporte Supersónico7.

No fue sino hasta 1977 cuando un grupo élite de fisicos llamado Jasons8 decidieron echarle un vistazo al CO2 y al calentamiento global. Los Jasons desarrollaron un modelo matemático el cual predecía que duplicar la cantidad de CO2 en la atmósfera produciría un incremento en la temperatura global de 2.4°C—con un alarmante incremento de 10°C en los polos. Esto llamó la atención de la Academia Nacional de la Ciencia la cual decidió mirar el problema por sí misma, asignando a un grupo de geólogos y científicos climáticos a la tarea. Meses después, la NAS (la siglas en inglés de la Academia Nacional de la Ciencia) concluyó que el modelo desarrollado por los Jasons estaba en lo correcto.

Sin embargo, estos modelos eran bastante simples al principio, y tal como cualquier otro modelo científico son aproximaciones. Con el pasar de los años, los científicos siguieron agregando complejidades a los modelos como la consideración de corrientes marinas y otras cosas—para aumentar el nivel de certeza. Después de unos años se notó que estas nuevas consideraciones tenían la capacidad de ralentizar el calentamiento levemente—pero aún así, al final del día, era muy claro que estos efectos eran secundarios y un incremento en la temperatura global sería el resultado en las próximas décadas si no hacíamos nada al respecto.

Algunos políticos prestaron atención, y le preguntaron a los científicos que ¿Cuánto tiempo pasaría para que los efectos se comenzarán a sentir? Pero como uno de los Jasons recuerda “Cuando uno va a Washington y les dice que el CO2 va a duplicarse en 50 años y que esto va a tener un impacto importante en el planeta, ellos dicen que volvamos en 49 años”.

Durante todo este escrito, me he quejado varias veces de los debates falsos que los comerciantes de duda han establecido, y la mayoría de estos son precisamente eso: debates falsos. Pero si hubo un debate que vale la pena prestarle atención, fue uno que empezó a finales de los 70s y principios de los 80s entre Thomas Schelling10 y John Perry. Schelling era un economista muy famoso por su teoría del juego con la que se ganó el Premio Nobel, y Perry era el Jefe de Personal para la Junta de Estudios Climáticos de la Academia Nacional de la Ciencia. Schelling (el economista) creía que a pesar de que el calentamiento global era probable, habían varias razones por las cuales no deberíamos alarmarnos. La primera era que los precios de los combustibles fósiles seguramente incrementarían en las próximas décadas, lo cual resultaría en una reducción de consumo y en una búsqueda de nuevas alternativas. La segunda razón era que los humanos nos adaptaríamos a los cambios. Él apuntaba que la humanidad ya lo había hecho en el pasado mediante emigraciones masivas9. Por lo contrario, Perry (el científico), no creía en estas predicciones de Schelling, y lo dejó muy claro en un artículo que tituló “La energía y el Clima: Un problema para hoy, no para mañana”

Thomas Schelling economist game theory nobel

Thomas C. Schelling.
No pude encontrar ninguna foto de John Perry pero creo que este es él.

Foto por New America bajo la licencia de Creative Commons BY 2.0 vía Flickr

Con el pasar del tiempo nos dimos cuenta que Schelling estaba equivocado. Los combustibles fósiles aún tienen costos bajos, y nuestra demanda de estos ha incrementado continuamente. Además, sequías y grandes pérdidas de cosechas alrededor del mundo entero han causado un considerable nivel de sufrimiento a los más vulnerables. Pero en los años 70, no estábamos seguros de esto, y es difícil convencer a los políticos cuando no se está 100% seguro de algo.

En un intento de clarificar esta incertidumbre, la Academia Nacional de la Ciencia pidió formar un equipo para escribir un reporte de CO2 y el clima para 1980. Uno de los representantes era el Cabrón # 3, así que ya pueden imaginarse a dónde va esto13. El Cabrón # 3 solicitó que Thomas Schelling (el economista de las predicciones de costos y de adaptación) y otros economistas escribieran un capítulo sobre las incertidumbres del cambio climático. En ese entonces la decisión de incluir estos economistas era justa, pero conociendo el historial de los comerciantes de duda, es más probable que estaban organizando las fichas para luego derrumbarlas con el Arma # 3 (pinzas).

Así fue como inició este debate, pero es muy importante resaltar que el debate era entre los economistas y los científicos, no entre grupos científicos. Además, el debate era sobre los “efectos” del calentamiento global y sobre si nos afectaría dramáticamente—no sobre si era producido por el hombre o no. Y naturalmente los economistas surgirieron la inacción en vez de la regulación, después de todo era economistas—defensores del mercado libre.

Apesar de que este reporte NO fue empañado adrede (como lo sería el reporte de la lluvia ácida más adelante) sí era bastante engañoso. Algunos científicos alzaron sus voces en contra, pero el movimiento anti‑ambientalista que ya se sentía desde la campaña presidencial de Reagan solo dejaba ver lo que los políticos querían ver… en sus mentes todo iba a estar bien… Con esto, el Cabrón # 3 había hecho exactamente lo que la siguiente administración quería: retardar la regulación y proteger al mercado libre. Quizá por esto es que luego formó parte el equipo de transición de Reagan.

Este reporte del CO2 fue expedido en 1980, y durante esa década se convirtió en la excusa perfecta para la inacción por parte de la Casa Blanca—a pesar de que la EPA constantemente conformaba con estudio tras estudio lo que ya sabíamos. Para responder a toda esta incredulidad política, los científicos crearon el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (o IPCC por sus siglas en inglés), y su primera misión fue crear un reporte que involucraría más de trescientos científicos de veinticinco naciones… sin economistas, y sin cabrones.

Aquí es donde las cosas se tornan un poco complicadas. Cuando la Guerra Fría acabó en 1989 y Star Wars ya no se necesitaba. Los tres cabrones (1, 2, y 3) que pertenecían al Instituto Marshall (el cual defendía a Star Wars) se quedaron en el limbo sin un propósito, sin alguien con quien pelear—y estos guerreros fríos no sabían cómo vivir en paz. Así que se buscaron un nuevo enemigo: el calentamiento global.

Lo primero que hicieron respecto a este debate fue probablemente la movida más traicionera que han hecho en contra de la ciencia—la misma entidad que les había dado toda su reputación. Estos cabrones intentaron popularizar un artículo de un respetado grupo de científicos climáticos, pero usando solo un pedazo del gráfico más importante del artículo. Al hacer eso, podían torcer las conclusiones del artículo y decir que el cambio climático NO es hecho por el hombre—siendo que el artículo mismo llegaba a la conclusión opuesta. El Cabrón # 3 personalmente presentó este gráfico engañoso a la Casa Blanca en 1989 y logró convencerlos que el CO2 no era la razón detrás del cambio climático. Esto definitivamente ya va más allá de las simples pinzas, ¡esto ya es el trabajo de un estafador!

A principios de los 90s, Fred (el súper cabrón) Singer se unió a la fiesta… y como era usual, esta víbora estaba pensando más allá de lo que sus compañeros de duda se podían imaginar. Singer contactó a Roger Revelle11, uno de los científicos líderes en la lucha contra el cambio climático quien (si recuerdan) le había enviado una carta al consejo del presidente Lyndon Johnson en 1965. Singer le dijo a Revelle que quería escribir un artículo en conjunto con él, y Revelle (siendo el tipo más amable del mundo) le dijo que sí, pero evitó el tema por varios meses. El problema vino cuando Revelle se enfermó gravemente a principios de 1991, porque esto le dio a Singer la oportunidad de escribir la mayoría del artículo—y plantar duda sin que Revelle tuviera mucho tiempo de hacer cambios. Acercándose la fecha de la publicación, en Julio de 1991, Revelle murió, dandole a Singer libertad absoluta para hacer estragos con el artículo.

Apesar de no ser un artículo evaluado por homólogos, o de no ser publicado en ningún diario científico respetable, esta fue el arma más dañina para la pelea contra el Calentamiento Global: Singer le había mostrado al mundo que uno de los científicos líderes en el tema había “cambiado de parecer”.

Esta bomba de duda fue devastadora, y la usaron una y otra vez para ridiculizar a partidarios del cambio climático como Al Gore (siendo que él fue pupilo de Revelle). También manchó la reputación de Revelle severamente; causando que sus familiares y amigos se sometieran a numerosas y costosas demandas en contra de Singer. Uno de los estudiantes de Revelle en particular, puso su carrera (y su estabilidad económica) en la línea de fuego para defender a su mentor—pero la chequera de Singer era más gruesa...

Apesar de toda esta duda, como ya había sucedido en otros casos, los políticos eventualmente se movieron en la dirección correcta. En 1992 George H W Bush viajó a Río de Janeiro (junto con otros 108 mandatarios) para atender la ‘Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático’. Y en 1994, 192 países acordaron implementar los cambios sugeridos por la convención. Las cosas parecían ir por buen camino.

El IPCC era supremamente influencial en todas estas decisiones internacionales, y siguieron escribiendo sus reportes con los últimos estudios climáticos. En 1995 escribieron un reporte que se convertiría en el centro de atención por el resto de la década, en particular el Capítulo 8 del reporte, dirigido por Benjamin Santer.

Benjamin Ben Santer

Benjamin Santer

Foto bajo el Dominio Público vía Wikimedia Commons

El Capítulo 8 fue una parte vital del reporte del IPCC de 1995. Era en este capítulo en donde se establecería si los cambios expuestos en el resto del reporte eran hechos por el hombre o no. Los 36 autores del Capítulo 8 se reunieron para discutir el primer borrador en 1994 (un año antes de la publicación del reporte). En medio de esta discusión, algunos de los autores sugirieron que sería importante hablar sobre las incertidumbres de los modelos. Otros autores pensaban que no era necesario porque las incertidumbres eran parte de otro Capítulo, pero Ben Santer (el autor principal) insistió en incluirlas por cuestiones de objetividad.

En mayo de 1995 todos los capítulos iban a ser reportados ante el equipo completo del IPCC para expedir un resumen ejecutivo. Todas las naciones que participaron enviaron sus representantes para presenciar la escritura de este resumen, y un debate enorme surgió sobre una simple palabra: el adjetivo que debía usarse en la frase que describiría al Capítulo 8. La frase decía “El balance de la evidencia sugiere que la influencia humana en el cambio climático es _________”. ¿Qué es? ¿Significante? ¿Insignificante? ¿Appreciable? ¿Detectable? Al final del día se eligió la palabra “discernible”: “El balance de la evidencia sugiere que la influencia humana en el cambio climático es discernible”. A primera vista parece un debate estúpido pero este era un tema muy delicado. Los delegados enviados por naciones productoras de petróleo fueron muy críticos del uso de palabras más fuertes.

Debido a este debate, también se decidió aceptar nuevas críticas y comentarios respecto al texto mismo del Capítulo 8. Uno de los cambios implementados tenía que ver con el hecho de que el Capítulo 8 tenía dos resúmenes, uno al principio y uno al final. Pero se decidió dejar solo el resumen del principio y borrar el del final. Suena como un detalle muy bobo, pero Santer luego fue acusado de “remover material”... adivinen quien lo acusó?12

Cuando el reporte fue publicado, Singer lo atacó por todos lados:

    Dijo que habían ciertos estudios científicos que no fueron considerados. Refiriéndose a un científico en particular quien decía que un incremento en el CO2 era bueno porque estimularía la fotosíntesis y mejoraría la producción de comida14.
    Singer también dijo que había un reporte importante de “una autoridad gubernamental de los Estados Unidos” que no fue considerado. Una autoridad que Singer nisiquiera se tomó la molestia de mencionar por nombre.
    Y por último, Singer aseguró que todas estas eran un montón de afirmaciones alarmantes que fueron escogidas casi que con pinzas, y que solo fracciones específicas fueron presentadas… Suena un poco familiar ¿no? Un burro hablando de orejas.

Pero el ataque que produjo el mayor daño vino del Cabrón # 1 quien acusó a Ben Santer de manipular el proceso de “evaluación por homólogos”15, o en idioma de cabrón: ¡Fraude! Lo mismo que Singer había hecho con el reporte de la lluvia ácida en 1984.

El Cabrón # 1 publicó su denuncia en el Wall Street Journal16, y debido a su gran influencia, los medios prestaron atención. Santer intentó defenderse y le envió una carta a este periódico (firmada por unos cuarenta colegas) pero el Journal se rehusó a publicarla. Luego de tres intentos, finalmente se publicó la carta, pero fue editada sin el consentimiento de Santar y las cuarenta firmas fueron removidas. Otros científicos con cargos importantes le escribieron al Journal al respecto; pero estas cartas también fueron editadas al publicarse.

Fred (el súper cabrón) Singer se sumó a este ataque y publicó cartas similares acusando a Santer de manipulación, pero esta vez llamándolo con un nombre un poco más pegajoso “expurgación científica”. También, como era de esperarse el Súper Cabrón uso todas las armas posibles:

    Con el Arma # 3: Escogió casi que con pinzas un par de referencias que Santer había usado (las cuales no habían sido publicadas aún), y resaltó que esto es inaceptable.
    Con el Arma # 1, distrajo al público con ciertos artículos a los cuales no se les habia hecho referencia y que en la opinión de Singer deberían haberse hecho.
    Con el Arma # 6, atacoó al eslabón débil de las incertidumbres que Santer había exigido que se incluyeran (para ser lo más transparente posible).
    Con el Arma # 5, exageró al decir que la intención del capítulo era “desinformar sobre el calentamiento global”.
    Y obviamente con el Arma # 4, publicó sus afirmaciones en todos los periódicos y revistas posibles mediante la Doctrina de la Imparcialidad.

Este argumento de “expurgación científica” era pura mierda. Si miramos bien, el pedazo que Santer removió era simplemente un resúmen. Seguro si hubiese removido la parte de las incertidumbres los cabrones hubieran hecho una fiesta al respecto, pero no, decidieron atacar las incertidumbres también… no se puede ganar con estos bastardos.

Este ataque hacia Santer empezó en 1996, pero incluso en el 2007 la Casa Blanca apestaba a abnegación. Todo por la duda que estos cabrones crearon a través de sus círculos de poder, y al hecho de que la publicaron al mundo entero usando medios ilusos que creyeron que estos físicos nucleares17 tenían la misma autoridad en temas climáticos que un científico del clima.


El mayor problema en todo esto es la doctrina de la imparcialidad. Verán, en la ciencia, cuando un fenómeno es probado, ya no existen los bandos. Ya no hay debate. Quizá se encuentre nueva evidencia que pueda ajustar nuestras interpretaciones del fenómeno, pero cuando el método científico prueba que algo es cierto, es cierto sin importar si el público lo cree o no. Llevamos varios siglos haciendo esto. Pero el problema de la doctrina de la imparcialidad es que permite que cualquier persona con ideologías opuestas (siempre y cuando tengan los recursos económicos y la palanca) parezcan estar al mismo nivel del consenso científico. ¿Cuánto tiempo más vamos seguir haciendo esto? Escuchar afirmaciones que no son basadas en la ciencia y ponerlas al mismo nivel de estudios evaluados por homólogos es un camino peligroso a tomar, es la forma más fácil de caer en las manos del siguiente charlatán que venga con quien sabe que clase de malas intenciones.

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