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Subido el 29 de Diciembre de 2016
Título del libro: Cosmos (continuación)
Capítulo 6: Explorando a nuestro alrededor
De todas estas naves exploradoras enviadas al espacio en los 70s (la Década de Oro de la exploración espacial), las más fascinantes son los Voyagers1 (o viajeros) 1 y 2 en 1977. Estos exploradores pasaron muy cerca de varios planetas rumbo a las afueras del sistema solar, llevando un mensaje que esperamos que algún día lo encuentre otra civilización muy [muy] lejos de aquí—aunque la posibilidad de que floten indefinidamente en el espacio parece más probable.
Su aproximación a ciertos planetas fue planeada para obtener aún más velocidad gracias a la energía orbital. Básicamente los planetas arrastraron a los voyagers con su gravedad, pero como los planetas mismos tienen cierta velocidad orbital, el resultado es una velocidad mayor en los Voyagers.
Los Voyagers tomaron unas fotos increibles de estos planetas y sus lunas, y hoy en día están en medio del cinturón de Kuiper2 a las afueras del sistema solar, viajando a unos 16 km/s (12 veces más rápido que una bala). Ningún otro objeto hecho por el hombre ha estado tan lejos.
Los Voyagers fueron hechos gracias a nuestro espíritu de exploración, y nuestras ganas de expandir nuestro conocimiento. Son la representación más clara de nuestro espíritu aventurero.
Fue precisamente este mismo espíritu aventurero que hizo de Los Países Bajos una potencia mundial en muchas áreas de la ciencia en el siglo XVII, durante el Siglo de Oro Neerlandés. En esta época surgieron varias mentes brillantes, y se formularon muchísimas preguntas importantes, como las que se hizo Christiaan Huygens3.
¡Huygens era un berraco! Su casa estaba llena de objetos de alrededor del mundo y grandes pensadores de la época eran sus huéspedes constantemente. Isaac Newton lo llamaba “el matemático más elegante”. Un verdadero visionario este tipo. Propuso la idea de gérmenes como organismos microscópicos que causan enfermedades, fue el primero en medir el tamaño de Venus, el primero en descubrir que el día Marciano era casi tan largo como el nuestro, y descubrió Titán (una de las lunas de Saturno)—¡todo esto en sus veintes!
Huygens es un ejemplo perfecto de lo que sucede cuando a la sociedad se le permite pensar y expresarse sin represión. Este espíritu de exploración del Siglo de Oro Neerlandés produjo muchas mentes brillantes como Huygens, tal como el espíritu de exploración de la Década de Oro de la exploración espacial (‘70s) produjo los grandes astrofísicos de hoy.
Todas estas naves exploradoras enviadas al espacio desde los ‘70s en adelante, han traído una cantidad impresionante de conocimiento sobre nuestro sistema solar. De cierta forma, estos artefactos hechos por el hombre son los exploradores de nuestra época.
Capítulo 7: El despertar Jónico
La historia nos ha mostrado que los exploradores nacen a partir de las ideas de los visionarios. Los visionarios son personas curiosas, que formulan las preguntas que nadie más se atreve a hacer. Y cuando las preguntas correctas son estimuladas sin represión, los deseos de explorar surgen por sí solos.
Algunos de los primeros visionarios de nuestra historia vivieron en Jonia, hace unos 2500 años, durante el despertar Jónico (entre los 600 años AEC y 100 años AEC). En ese entonces, Jonia era un lugar en donde la innovación y las nuevas ideas eran impulsadas fácilmente. Un lugar en donde la represión religiosa era mínima, y en donde las personas empezaron a darse cuenta que el mundo se había formado naturalmente a través de los milenios—en vez de haber sido formado por un arquitecto omnipotente.
Tales de Mileto fue uno de los primeros científicos Jonios que adoptaron esta forma de pensar. Tales aprendió a medir la altura de las pirámides mediate el tamaño de su sombra y la posición del sol1. Tales también avanzó la base para conceptos y teoremas geométricos establecidos por Euclides unos mil años después, y fue una de las primeras personas en estudiar los magnetos.
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El mismo método que se usó para medir montañas en la luna unos dos mil años después↩
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A veces me gusta pensar que si no hubiera sido por la represión religiosa durante la época Romana, el oscurantismo de la edad media nunca hubiera sucedido… O tal vez era necesario que sucediera, no lo se. Pero si la edad media no hubiera ocurrido, los humanos ya tendríamos una colonia en Marte. ¿Quien sabe? ¡Quizá yo ya tuviera una finca en Marte si no fuera por la edad media!↩
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¡Tremendo idiota! Como si las respuestas estuvieran muy dentro de nosotros mismos. ↩
Otro científico Jonio importante fue Anaximandro, un contemporáneo de Tales. Anaximandro fue la primera persona en establecer un experimento. También usó palos para medir acertadamente el tiempo recorrido durante un año. Carl menciona que le parece muy curiosos que “por milenios los humanos usaron palos para garrotear y apuñalarse entre sí, pero Anaximandro los usaba para medir el tiempo”. Anaximandro también propuso el concepto de la evolución.
Luego esta Teodoro de Samos, quien inventó la llave, y desarrolló el proceso para modelar estatuas de bronze. Empedoclo, introdujo el concepto de el aire como una substancia invisible. Y muchos, muchos más. Todos estos individuos ejemplares fueron el resultado de una mínima represión de ideas y una ausencia parcial de creencias religiosas. Si no hubiea sido por el dominio Romano que vino en los siglos siguientes, probablemente hoy en día el mundo usaría el alfabeto Griego.2
En medio de todos estos berracos, había uno de los individuos más brillantes que existieron antes de la era común, su nombre: Demócrito de Abdera. Abdera era el hazme‑reír de la cultura Jónica, era de donde los peresozos y los bobos venían, pero Demócrito no era ningun bobo. Solo él se atrevió a formular las preguntas más inimaginables en esa época. Por ejemplo: ¿Qué pasará si uno toma un objeto, y lo corta en dos, sucesivamente? ¿Sera que hay algún punto en que no se podrá cortar más? Con esta simple pregunta Demócrito se inventó el concepto del átomo (que significa ‘incortable’ en Griego). “Nada existe” solía decir “más que los átomos y el vacío”.
Desafortunadamente la mayor parte de las obras y libros escritos por Democrito fueron destruidos por religiosos radicales y filósofos místicos como Sócrates, Platón y Aristóteles. Y con la llegada de estas prácticas, la ciencia se empezó a disipar de Jonia. Esta llama de esperanza (que es la ciencia) fue revivida por un breve periodo en Alexandria unos 200 años después, pero como les mencioné un par de capítulos atrás, la religion y otras ideas místicas subieron al poder (una vez más) con el nacimiento del imperio Romano.
Otro ejemplo muy curioso en el que el misticismo logró más atención que la ciencia fue Aristóteles. Aristóteles negaba que la luna reflejaba los rayos del Sol—lo cual fue propuesto por Anaxágoras un par de años antes (otro científico Jonio). Aristóteles también solía decir que el corazón era la fuente del conocimiento en el humano en vez del cerebro. Entonces a pesar de todo el respeto que la historia le tiene a Aristóteles, sus ideas eran supremamente inferiores a las del resto de los científicos Jonios de los que ya hemos hablado.
¿Y entonces, de dónde vinieron todas estas ideas místicas? Buena pregunta, de hecho muchos de estos filósofos famosos como Aristóteles, Platón, y Sócrates, fueron inspirados por un científico Jonio muy peculiar—en realidad un matemático, Pitágoras.
Pitágoras nació en 575 AEC, y era contemporáneo de otros científicos Jonios de los que ya hablamos. Pero sus contribuciones a la matemática empezaron a deambular muy cerca de la línea borrosa que existe entre la observación y el pensamiento—entre la ciencia y la creencia. La habilidad de poder explicar fenómenos naturales de una forma matemática, llevó a sus seguidores a dejar de usar las manos, y en vez de aprender mediante experimentos, empezaron a aprender mediante el pensamiento y la contemplación.
Aquellos que seguían las ideas de Pitágoras se encerraban en templos y discutían sobre cómo explicar fenómenos naturales mediante ecuaciones matemáticas. Eventualmente esta práctica llevó a la desconexión del cuerpo y la mente. También separó a los trabajadores de sus maestros. Platón por ejemplo, un admirador de Pitágoras, exhortaba a sus pupilos astrólogos que no perdieran el tiempo observando a los cielos y que más bien pensaran en ellos.3
Esta idea de un mundo perfecto, místico, e invisible a los sentidos, fue aceptada incondicionalmente por los primeros Cristianos. Y prácticamente es la fundación de todas las religiones. No estoy seguro si esto fue bueno o malo, pero los pros y los contras de esta forma de pensar se han evidenciado con el pasar de los siglos. La edad media es un ejemplo de lo dañino que la religion puede llegar a ser. Pero también hay que mencionar que Kepler y Newton fueron un buen resultado, ya que ellos fueron inspirados en gran parte por la idea de un ser supremo y omnipotente. Pero no nos equivoquemos, fue la observación y la curiosidad que llevó a sus descubrimientos, no un ser supremo.
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