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Subido el 29 de Diciembre de 2016
Título del libro: La Odisea (continuación)
El rey Eolo y la ciudad de Lamo
Ulises y sus hombres salieron de la tierra de los Cíclopes, navegaron un poco, y pararon a recargar sus baterías en lo que hoy en día es Lipari. Donde vivía el Rey Eolo.
El rey Eolo era amigable. Y como sabemos, eso solo significa una cosa, opción dos. Comieron juntos, tomaron hasta más no poder y se contaron cuentos todas la noches—fueron los mejores amigos del mundo por la duración de la visita, un mes entero. Y tal como les dije, antes de irse, le dieron a Ulises un cofre lleno de oro, solo porque sí.
Entonces Ulises zarpó rumbo a Ítaca, con su nave llena de oro y navegaron por nueve días y nueve noches—hasta que llegaron tan cerca de Ítaca como para ver la isla. ¡Estaba ahí nomás! Pero Poseidón estaba viendo… Y conjuró una tormenta tan grande que se llevo a todas las doce naves de vuelta a Lipari.1
¡Carajo! Eolo los vio llegar de vuelta y les dijo algo así como “¿Y esto? ¿que paso?” Y cuando Ulises le dijo que tenía la leve sospecha de que Poseidón lo había condenado, (¡Ay papá!) Eolo no quería involucrarse en absolutamente nada que tenga que ver con emputar a los dioses—y le dijo a Ulises que se largara de su isla.
¡Pero esa semana no había ni una gota de viento! Y les tocó remar por seis días y seis noches2. Pero bueno, llegaron a Telépilo, la ciudad de Lamo (en Corsica). Y aquí es donde Ulises pierde a la mayor parte de sus hombres. Esta isla estaba habitada por una clase de ogros gigantes. Y después de un corto dialogo empezaron a tirarles piedras a las naves, destruyendolas... ¡todas!... Excepto la de Ulises (obviamente). ¡Solo cuarenta y dos hombres sobrevivieron... de doscientos!3 Zarparon en la única nave que tenían, y llorando la pérdida de sus camaradas, llegaron a un lugar no muy lejano donde vivía la diosa Circe.
La casa de Circe
Se separaron en dos grupos, uno se fue a explorar el área mientras que el otro se fue directo a la casa de Circe. Ulises no fue a donde Circe, pero el grupo que sí fue, estaba apunto de llevarse tremenda sorpresa… A medida que se acercaban, se encontraron con un montón de animales salvajes. Cerdos, corderos, lobos, etc. Pero lo curioso es que todos estos animales eran súper dóciles. Se restregaban sus hocicos tiernamente contra las piernas de los hombres y ni los depredadores ni las presas actuaban como tal. Todo esto era muy raro, pero ellos siguieron. Y cuando llegaron a donde Circe, ella parecía estar esperandolos, los invitó adentro y les ofreció comida y vino…4
¡Fue tremenda parranda! Pero obviamente había cierto precio que pagar. Al parecer Circe los drogó, y procedió a transformarlos en animales. Y ahí es donde nos damos cuenta que precisamente todos los animalitos que se encontraron en el camino solían ser personas hace muchos años y ahora eran tiernas mascotas. Solo uno de los soldados de Ulises escapó, y cuando Ulises se enteró de la situación, no dudó en ir a salvar a sus amigos.
Bueno, aqui las cosas se ponen un poquito confusas—no se me pierdan. Cuando Ulises estaba en camino a la casa de Circe, se topó con Hermes, uno de los hijos de Zeus. De hecho, esto es algo muy común en la mitología Griega. Los dioses bajaban de los cielos a visitar a los humanos, pero normalmente disfrazados de vagabundos, o gente que ya había muerto, o viajeros, o comerciantes, lo que sea… Pero la gente siempre sabía cuando era un Dios el que les hablaba a pesar de que estuvieran disfrazados de pordioseros.
Hermes le contó a Ulises cuál era la situación. Y le dio una yerba que lo protegería de la magia de Circe. También le dijo que tenía que intentar matar a Circe (aunque le hizo mucho énfasis en la palabra intentar), porque al parecer eso la exitaria tanto que le pediría a Ulises que se la llevara a la cama. PERO, y esto es muy importante, Ulises debería resistir la tentación, porque si se dejaba seducir, ¡Circe le cortaría el pipí!5
Ulises obviamente (como cualquier mortal) no se resistió la tentación de acostarse con una diosa—a pesar de la amenaza del tijerazo. Pero Circe debió quedar encantada, porque no solo no le cortó el pipí, sino que transformó a sus soldados de vuelta. Y para rematar, les ofreció que se quedaran con ella por un año entero, comiendo, tomando y parrandeando.6
Después del año decidieron regresar a casa, pero Circe le dijo a Ulises que Poseidón nunca lo dejaría llegar a casa a menos que él hiciera algo para ser perdonado. El primer paso para esto sería ir a la casa de Hades (el dios de los muertos) y hablar con un tal Tiresias.
La casa de Hades
De acuerdo a Circe el viento del norte los llevaría, y cuando llegaron, habían muchísimos espíritus rondando como niños perdidos. Todo era como un sueño y muy raro para todos los presentes porque se encontraron con personajes que habían muerto en la guerra de Troya y hasta con la madre de Ulises.
Pero bueno, Circe le habia dicho que para poder hablar con los muertos había que derramar sangre de cordero en el suelo, y que los espíritus se apresurarían a beberla—al parecer la sangre les daba el poder de comunicarse con los vivos. Una vez hecho esto, Ulises habló con su madre, con Aquiles, con Ajax y con otro poco de gente. Y obviamente con el tipo que Circe le había dicho. Este le dijo a Ulises que para que Poseidón lo perdonara, tendría que llevar un remo a cierto lugar en donde nadie nunca había visto el océano. Esto nunca pasa en el libro pero bueno, por lo menos ya sabemos. Y listo, después de esto regresaron a donde Circe para más instrucciones.
Circe les dijo que ahora sí podían zarpar hacia el sur, hacia la isla del Sol. Pero que para llegar allá había que pasar por dos zonas muy peligrosas. Una de ellas es donde vivían las sirenas, y la otra es lo que hoy en día se llama el estrecho de Messina, entre la isla de Sicilia y la punta de la bota de Italia.
Sirenas, monstruos, y la tierra del dios del Sol
En el estrecho de Messina habían dos monstruos gigantes llamados Caribdis y Escila resguardando las aguas. Es curioso que estos dos nombres todavía existen allí, hay dos pueblos muy cerca del estrecho llamados Calabria y Scilla (en honor a Caribdis y Escila) y las aguas todavía tienen tendencias a ser muy turbulentas y hay muchos remolinos naturales.7
Lo último que les dijo Circe fue que si lograban pasar todo esto, llegarían a la isla del Sol, en donde habrían una sobrepoblación de vacas. Pero estas vacas pertenecían al dios del Sol y si por alguna razón ellos llegasen a lastimar a las vacas, todos y cada uno de los hombres de Ulises morirían, y el regreso a casa de Ulises sería retrasado aún más…
Después de tremenda amenaza uno pensaría que Ulises y sus hombres no le tocarían ni un pelo a las vacas ¿cierto?... Bueno, pues no se llamaría la Odisea si no hubieran cometido todas y cada una de las cagadas posibles.
En fin, tal como les instruyeron, zarparon hacia el sur y pasaron las sirenas sin muchos problemas gracias a que se pusieron cera en los oídos para no escuchar a las sirenas cantar.
Cuando se acercaron al estrecho de Messina, Caribdis y Escila los estaban esperando… Caribdis es descrita como un monstruo de mar que absorbe toneladas de agua con su bocota, y al soplarla, estrella las olas gigantes contra el acantilado. Y Escila es un monstruo de seis cabezas encima del acantilado. Entonces a Ulises y sus hombres les tocaba medir los tiempos muy bien para evitar ser aplastados o comidos vivos.
Al fin de cuentas Escila terminó tragándose a seis hombres. En este punto seguro habian (por ahi) unos treinta y cinco hombres después de los más de dos cientos con los que salieron de Troya. Pero bueno, después de todo ese estrés pararon a la Isla del Sol.
Ulises le recordó a todos lo que Circe había dicho sobre las vacas del dios del Sol, pero obviamente nadie le hizo caso. Decidieron que estaban hasta la coronilla tanta mierda y se prepararon tremendo BBQ mientras Ulises dormía.
Se habían condendado a sí mismos… ¡Y lo sabían perfectamente! Pero no tenían la más minima idea de cómo, cuando, o donde se cumpliria su condena, entonces zarparon al siguiente dia con una paranoia tan tenaz que hasta escuchaban vacas mugiendo donde no las había. De repente las nubes empezaron a rodearlos y se los tragó una tormenta gigante. Durante la tormenta un rayo cayó en el mástil y perdieron el control de la nave. Incapases de remar, la tormenta los llevó poco a poco de vuelta a Caribdis y Escila.
Una vez allí, las olas de Caribdis estrellaron la nave contra el acantilado y todo el mundo salió disparado en el aire y fueron devorados por alguno de estos dos monstruos. Todo el mundo excepto Ulises, quien se las arregló para agarrarse de una rama. Y mientras colgaba, espero que Caribdis cerrara la boca y que Escila se distrajera para saltar a un pedazo de madera sobre el que remó con sus últimas fuerzas hasta estar fuera de peligro. Completamente exhausto flotó como un náufrago y la corriente se lo llevó hasta la Isla de Ogigia.
Ahora Ulises se encontraba totalmente solo... Haz click en el botón siguiente para averiguar qué pasa después.