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Subido el 29 de Diciembre de 2016

Título del libro: Odisea (continuación)

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La bondad de los dioses

Bueno, paremos un momento aqui. ¡Este pobre tipo le han pasado las peores cagadas posibles! Todos sus amigos murieron, y ahora estaba en una isla desierta sin ningun medio de navegación. Al parecer eso es lo que le pasa a la gente que disgusta a los dioses. Y pensar que su pobre esposa e hijo están esperándolo en la casa. Pero para ser honestos, eso no le hizo dudar ni un segundo en acostarse con Circe… Es más, en esta nueva isla conoció a otra diosa, Calipso. Y ella también se enamoró de él, obligándolo a quedarse con ella como su esclavo sexual por siete años. ¡SIETE años!

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La tormenta se los llevó de vuelta a Caribdis y Escila donde fueron devorados. Ulises flotó en un pedazo de madera hasta la Isla de Calipso

Mapa por Google Earth

¡Imaginense lo que la gente estaba pensando en Ítaca cuando su Rey de repente desapareció junto con todos sus hombres! Lo primero que viene a la mente son su esposa y su hijo. Bueno, dejenme contarles en qué andaban ellos.

En este punto, sabiendo el berraco que era Ulises, seguro se imaginaran que su esposa es una mamasota... y tienen toda la razón. ¿Y normalmente qué sucede cuando el novio de alguna mamasota desaparece por un largo tiempo (y se presume muerto)? Pues un poco de imbéciles le caen encima. Sin vergüenza, sin clase y deliberadamente, un poco de cuervos invadieron la casa de Ulises, comiendose su comida, tomandose su vino, y haciendo fila para casarse con su esposa en contra de su voluntad.

Y en cuanto a su hijo, pues ya tendría unos 20 años de edad para la época en que se cumplieran esos siete años de su padre atrapado en la isla de Calipso, y este pobre muchacho creció rodeado de un montón de desgraciados que trataban a todo el mundo como basura. Especialmente a él, porque al parecer era el único que expresaba su desacuerdo con toda esta situación. Su nombre era Telémaco, y después de muchos años preguntandose dónde andaría su padre, al parecer los dioses decidieron ayudar.

Resulta que Atena (la diosa de la sabiduría) se reunió con todos los dioses mientras Poseidón estaba de vacaciones y les dijo que ella estaba dispuesta a ayudar a Ulises en su regreso a casa. Atenea descendió a la tierra, habló con Telémaco, y le dijo que se diera un tour por toda Grecia preguntandole a distintos reyes si por casualidad habían visto a su padre. El plan de Atenea era que Telémaco escuchara todas las historias fantásticas que la gente conocía de su padre para que se diera cuenta de el berraco que era su padre y se sintiera orgulloso y feliz de ser su hijo. Atenea también fue a donde Calipso y le dijo que tenía que dejar ir a su juguetico sexual. Obviamente Calipso no le gustó mucho la idea pero al final aceptó y le dijo a Ulises que se podía ir.

Todo esto le pareció muy raro a Ulises, pero no tenìa de otra, construyó una balsa con lo que pudo, y zarpó al noreste. Cagado del susto obviamente, porque si Poseidón llegase a ver a este balserito en medio del Mediterráneo, no dudaría ni un segundo en aplastarlo.

Ulises estuvo a punto de llegar a la Ciudad de los Feacios sin que Poseidón lo detectara, pero justo cuando estaba a unos cien metros de la costa Poseidón lo vio y le descargó toda su furia. Por un pelo y se ahoga el pobre Ulises, pero afortunadamente Atenea lo ayudo un poco y logró nadar hasta la costa. Con sus pulmones colapsando de tanta agua y casi sin fuerzas se las arregló para arrastrarse tierra adentro en donde encontró refugio en medio del bosque—debajo de un par de troncos.

  1. El imbesil de los siete mares

  2. Obviamente ¿que más esperaban?

  3. Que perro más viejo

  4. Mmmmm, ¡buenisima!

  5. Los aros me imagino que son esos pequeños anillos abajo del mango que se pueden usar para colgar las hachas

  6. Mejor dicho, como la cenicienta del siglo sexto antes de cristo

  7. Papitas

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El balserito Ítaco en camino a la isla de los Feacios. Casi llegando Poseidón1 le derramó toda su furia y quedó convencido de que esta vez sí había acabado con el pobre Ulises

Mapa por Google Earth

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El Rey Alcínoo

A la mañana siguiente todo se veía un poco mejor gracias a que Atenea le borró de la memoria los momentos más horribles del día anterior. Además, con cada segundo que pasaba Ulises estaba más y más cerca de llegar a casa. Se despertó escuchando risas a lo lejos de unas chicas bañandose en un arroyo, y una de ellas resultó ser la hija del rey Alcínoo, el rey de los Feacios. Los Feacios eran gente amable, lo cual solo podía significar una cosa. ¡Opcion dos! Comieron, tomaron, se contaron cuentos y fueron los mejores amigos del mundo por meses. Es más, casi todo el libro ocurre aquí, y es a ellos a quienes Ulises les cuenta todas sus aventuras y desventuras. También hubo una especie de juegos Olímpicos en donde Ulises participó—y arrasó2. Y como era de esperarse, antes de irse, los locales llenaron cofres con oro y otros regalos para Ulises—también fueron lo suficientemente amables de escoltarlo de vuelta a Ítaca.

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Los hombres de Alcínoo escoltaron a Ulises camino a Ítaca mientras dormía

Mapa por Google Earth

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Un plan para acabar con todos

¡Por fin! ¡Ulises llego Ítaca! Lo dejaron en un lugar que él casi no reconoce por la niebla, pero Atenea le ayudó a ver donde estaba. También le advirtió sobre los problemas que estaba apunto de enfrentar. Todas estas personas invadiendo su casa seguro lo matarían si lo llegasen a ver—después de todo estaban en el proceso de repartirse sus riquezas y uno de estos pretendientes se casaría con su esposa. Desarrollaron un plan en el cual Atenea disfrazaría a Ulises de pordiosero para que se pudiera acercar al pueblo sin ser detectado y sorprendiera a los pretendientes cuando menos se lo esperaban. También le dio la habilidad de quitarse el disfraz a su voluntad.

Ulises se acercó a uno de sus trabajadores a las afueras del pueblo y le dijo que fuera al pueblo y trajera a Telémaco. Habían pasado veinte años desde la última vez que vio a su hijo, y después de un momento muy emocional de padre e hijo, discutieron cómo hacer para matar a todos esos desgraciados que invadieron su casa. No era facil, habian 52 pretendientes... ¡52 contra 2! Tal vez había dos sirvientes leales que podrían ayudar (según Telémaco) pero igual... 52 contra 4.

De cualquier forma, llegaron a la casa y nadie reconoció a Ulises gracias a su disfraz. Excepto su perro3, pero en cuanto a gente, todo el mundo pensaba que era un simple pordiosero al que Telémaco estaba ayudando.

Ulises empezó a rondar la mesa mientras todos cenaban y habló con los presentes (poniendo sus corazones a prueba) pero obviamente lo trataron muy mal, confirmando que todos y cada uno merecían morir. Durante estas conversaciones sale mi frase favorita de todo el libro, Ulises le dice a uno de los pretendientes que era un maldito insolente y que “se cree un gran hombre porque vive en un mundo pequeño” 4. También habló con algunos sirvientes y amigos, para ver si todavía eran leales a él—incluyendo a su esposa Penélope.

Finalmente después de un poco de bobadas, Atenea bajó a la tierra otra vez y hablo con Penélope (quien todavía no tenía ni idea que su esposo estaba en la casa), y le dijo que debía preparar un concurso. Un concurso en donde el ganador sería su “nuevo esposo”. El concurso consistia en tomar el arco de Ulises, ponerle la cuerda, y usarlo para lanzar una flecha por entre los aros de ocho hachas.5

Una vez empezado el concurso, alinearon las hachas y pasaron el arco entre la gente ¡Pero nadie podía ni siquiera ponerle la cuerda! ¡Era muy rigido! Lo pasaron de mano en mano, entre una mezcla de abnegación, rabia, y decepción6 y finalmente Telémaco dijo “porque no dejamos que este pobre hombre lo intente...” Había algo en este pordiosero que les causaba temor, y se negaron al principio pero finalmente cedieron. Y obviamente Ulises tomó el arco, le puso la cuerda casi sin problemas, lo alineó con las hachas, y lo estiró con un control impresionante... y por último ¡ZUM! La flecha pasó por entre todos los aros y aterrizó en la madera, justo en el blanco.

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Concurso de tiro

Foto bajo el Dominio Público via Wikimedia Commons

La gente asombrada volteó la mirada de vuelta al pordiosero, pero ya no era un pordiosero, era Ulises. Y después de decir un par de cosas procedió a atravesar flechas por los ojos y corazones de cada uno de los pretendientes que pudo, antes de que los demás salieran del cuarto en pánico.

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¡Matando pretendientes a la lata!

Foto bajo el Dominio Público via Wikimedia Commons

Algunos de ellos se dirigieron al cuarto de armas de la casa, el cual se suponía que Telémaco había a cerrar con llave, pero de alguna u otra forma pudieron entrar. Ulises ahora estaba en problemas—una cosa es Ulises (el berraco) contra cincuenta tipos desarmados7. Pero otra cosa muy diferente es Ulises (el berraco) contra cincuenta tipos armados. Nada facil. La pelea duró un par de horas pero al final del día Ulises permaneció en pie por sobre los cadáveres mientras baldados de sangre fluían por los pasillos. Todas las personas que merecían morir fueron dados de baja y todas las que merecían vivir fueron salvadas.

¡Y eso es todo! Ulises había regresado a casa después de veinte años. Y no sólo llegó, sino que se trajo consigo toneladas de oro que el rey súper‑amable Alcínoo le regaló por ser un huésped tan chevere. Y es por esto que mi libro‑en‑una‑frase es “Sé amable con tus huéspedes, y si eres un huésped, más te vale que respetes a tu anfitrión—o quizás lo lamentarás...”

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La aventura completa

Mapa por Google Earth

¡Pregunta!

Quiero que piensen, por un segundo en las barreras, obstáculos, y confrontaciones que atraemos (o provocamos) por culpa de nuestro ego. Y la pregunta es: ¿Existe alguna situación en que tener un gran ego sea beneficioso? O será que solamente nos lastima? Pueden responder en los comentarios abajo o pueden twittear usando el #preguntaodisea.

Y si tienen alguna anécdota en la que les tocó pasar una Odisea por algún error estúpido que muy bien hubiera podido ser evitaro, también me encantaría escuchar esa historia.

Bueno, un millón de gracias por leer, y no se olviden de leer más. Pero no lean libros solo para decir que los leyeron. ¡Lean conscientemente! Y escriban, ya que es la única forma de que lo aprendido permanezca sólido en la mente.