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Subido el 29 de Diciembre de 2016
Título del libro: Washington - Una Vida (Parte 2)
Libro-en-una-frase
Antes de que hubiera una nación—antes de que hubiera un símbolo de esa nación (una bandera, una Constitución, un escudo)—ya estaba Washington.
Mi Resumen (audio)
Donde habíamos quedado
Bueno, la segunda parte empieza justo después de que se formó el Ejército Continental. El ejército ahora tenía su lider, al cual le llamaban “Su Excelencia”. Pero una sola persona, por más excelente que sea, no puede comandar un ejército completo. Entonces naturalmente otros generales fueron asignados para controlar los diferentes frentes (o divisiones)—bajo el mando de George por supuesto. Habían ciertos generales veteranos como Horatio Gates, Charles Lee, Artemas Ward e Israel Putnam1 (o el viejo Put, como le solían decír). Pero a George nunca le cayeron muy bien estos viejitos, le simpatizaban más los jóvenes obedientes y llenos de energía como Henry Knox y Nathanael Greene2.
Aquí abajo tengo unos retratos de estos Generales empezando por Washington (tres años antes de la Revolución). La razón por la que incluyo esta foto es para que tengan una imagen de cómo se veía a los 40.
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Pronunciados: Gueits, Li, Uard, y Putnam↩
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Pronunciados: Nox, y Grin↩
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Pronunciado: Pein↩
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Este debio haber sido su apodo… “Jorgito el sigiloso” porque esta no sería su unica estrategia sigilosa.↩
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Recordemos que él y su hermano estaban a cargo de la Armada Británica. Su apellido es pronunciado Jou.↩
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Recordemos que este es el nombre de su plantación, pronunciado Maunt Vernon↩
De aquí en adelante voy a dejar de decirle George, y voy a empezar a llamarlo Washington. Curiosamente esto fue algo que hice subconscientemente mientras escribía. Tal vez entre más leía, más ganaba respeto por el tipo. Después de todo le llamaban “Su Excelencia”.
Las Alturas de Dorchester
Pero bueno, el domingo 2 de julio de 1775, Washington llego a Cambridge, Massachusetts. Y para mediados de julio, su cuartel general estaba establecido en la calle Brattle. En el mapa siguiente pueden ver más o menos la situación. Desafortunadamente no voy a poder usar Google Maps por que Boston era muy diferente en ese entonces. Antes de la revolución era una pequeña península y los Británicos tenían control total sobre esta tierra y sus aguas. Washington estaba hacia el oeste, en Cambridge al otro lado de un pequeño pedazo de mar.
Durante la primera parte de julio, Washington poco a poco empezó a darse cuenta del verguero en que se había metido. Estas personas en sus filas no eran soldados, ¡eran un poco de borrachines! No había ni un rastro de disciplina o coraje. A Washington le tocó hacer hasta lo imposible para influenciar a sus soldados y convertirlos en un ejercito decente (aunque se pudiera decir que nunca tuvo un ejército decente).
Con el pasar de los meses, a medida que los soldados maduraban, Washington se ganó una reputación de algo más que un simple mortal, los soldados lo veían con muchísimo respeto y veneración. Su presencia, tal como lo era en Mount Vernon6, era una fuente de inspiración—claro que como siempre, muy estoico, y jamas mostrando sus sentimientos (o sus dientes).
Se las arregló para preparar su ejército en una de las condiciones más terribles. Era una situación espantosa, su campaña estaba a unos metros del enemigo—prácticamente se podían hacer señas. Pero lo que hacía esta cercanía al enemigo aún más aterradora era que el Ejército Continental estaba pasando por una escasez de pólvora nunca antes vista. Si los Británicos se hubieran enterado de esto, ese hubiera sido el fin de la Revolución. Finito. ¡Una batalla y adios!
Afortunadamente, la segunda mitad de ese año (1775) fue prácticamente un jaque entre Cambridge y Boston. Nadie sabe qué fue lo que previno que los Británicos aplastaran a Cambridge, pero esta falta de actividad fue una bendición para Washington—dándole el tiempo suficiente para pensar qué carajos iba a hacer. No fue un invierno fácil, es más, todos los inviernos durante la Revolución fueron una pesadilla.
En medio de este frío intenso y constantemente pidiéndole al congreso más tropas, más pólvora, y mejores alojamientos, Washington veía el espiritu patriotico desvanecerse. Los pobres soldados se estaban muriendo de hambre y de frío. El miedo y la incertidumbre se sentían en el aire. Supuestamente más tropas deberían registrarse ese invierno, pero ni siquiera llegó la mitad de lo que Washington estaba esperando. El espíritu era débil y la temperatura no estaba ayudando.
Hubo una cosa que mejoró el espíritu de las tropas y del resto de ciudadanos colonos en ese invierno, un panfleto escrito por Thomas Paine3 llamado “Sentido Común”. En este texto se expuso lo ridícula que era la idea de que la Corona Inglesa controlara una población tan grande al otro lado del Atlántico, Paine además se dirigía al Rey George III como un idiota arrogante. Estas palabras tan provocadoras nunca antes se habían dicho de una forma tan pública, y definitivamente rescataron al espiritu patriotico de una muerte helada.
El jaque entre Cambridge y Boston continuó hasta marzo del año siguiente, y aunque esto le había salvado la vida a Washington, el estancamiento era bastante irritante. Casi todas las movidas estratégicas que Washington se inventaba eran rechazadas por su Consejo de Guerra. Todas menos una, y fue una obra maestra de sigilo4.
Al sur de Boston hay una colina llamada “Las Alturas de Dorchester”, esta colina tenía una ventaja militar substancial porque sobre‑veía al campamento de los Británicos. No había sido fortificada porque era casi imposible con tanta nieve y hielo. Pero de alguna forma, este grupo de soldados malnutridos y faltos de vestimentas apropiadas para el invierno, lograron fortificar la colina entera en una noche. El plan fue ejecutado perfectamente en la obscuridad de la noche, y la mañana siguiente, un martes 5 de marzo de 1776, el General Howe5 se despertó y vio un montón de cañones apuntandole directamente desde allá arriba. Dice la leyenda que al ver esto, Howe dijo “¡Dios mio, estos tipos han hecho en una noche más de lo que mi ejército hubiera hecho en tres meses!”.
Con esto, los Británicos se vieron forzados a evacuar, y asi de simple Washington se llevó su primera “victoria”. Vale la pena resaltar que muchos historiadores afirman que la evacuación de Boston fue algo que los Británicos ya habían contemplado, y que se estaban preparando para algo mucho más grande. Nueva York.
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