Síganme los buenos:
Subido el 29 de Diciembre de 2016
Título del libro: Washington - Una Vida (Parte 2) (continuación)
Yorktown
Desde principios de ese año (1781), Washington había estado rogándole a la Armada Francesa que atacaran a Nueva York, pero el Conde de’ Grasse y el Conde Rochambeau1 no le paraban bolas.
Con el pasar de los meses era muy obvio que Rochambeau y de’ Grasse estaba ignorando las sugerencias de Washington. Ambos sabían que atacar Nueva York era una mala idea, y no fue sino hasta agosto que estos tres viejitos tercos llegaron a un acuerdo… ¡Yorktown!
Washington y Rochambeau movieron sus quince mil tropas (incluyendo a nuestros adorados Hamilton y Lafayette) desde el área de Río Hudson hasta Virginia, en donde esperaron a que llegara de’ Grasse. La flota de de Grasse llegó a la Bahía de Chesapeake en septiembre, con veintiocho naves y tres mil quinientas tropas. Las expectativas eran muy altas, y el espíritu fuerte.
Yorktown tiene una desventaja estratégica que Washington había notado muchos años antes (cuanto estaba buscando lugares para construir un fuerte en Virginia). Es una península, y es fácil (para un enemigo) bloquear el acceso, atrapando así a las tropas en este pequeño pedazo de tierra. Por esa razón Washington optó por no establecer un fuerte allí, pero los Británicos no contaban con su astucia.
El Ejército Continental Avanzó, y la batalla fue como un juego de ajedrez en el que casi todas las movidas fueron anticipadas. Esto gracias a la experiencia de los Franceses. Gracias a Rochambeau para ser precisos, quien dijo que los Americanos no tenían ni la más mínima idea de cómo establecer una emboscada. La mañana del 9 de octubre, cuando ambos bandos estaban alineados cara a cara por primera vez, los Franceses dejaron que Washington disparara la primera bala de cañón del día. Después se enteraron que esta bala había aterrizado en una mesa donde los generales Británicos estaban desayunando, matando instantáneamente al que estaba en la cabeza de la mesa2. Los ataques duraron varios días, y finalmente el 19 de octubre, los Británicos se encontraron totalmente rodeados. Esa noche, un silencio profundo cayó sobre Yorktown y una lluvia de meteoros iluminó el cielo.
Bueno, déjenme salirme del tema por un segundo… cuando busque esto en Google me di cuenta que es cierto, la lluvia de meteoros llamada Oriónidas del Cometa Halley sucede en esa época del año. Esto significa que cuando los Estadounidenses ganaron la batalla más importante de la Revolución, los cielos estaban celebrando junto con ellos, dándoles un espectáculo de luces. Esto me hizo preguntarme lo siguiente: “¿Por qué no se reconoce esta batalla como la fecha más importante de la independencia de los Estados Unidos?” La tradición y la historia decidieron celebrar el 4 de julio—un evento que fue seguido por el desastre de Nueva York3. En el 4 de julio la guerra apenas estaba comenzando, ¡y empezó bien mal!
¿Por que no celebrar la victoria de Yorktown como el día más importante de la Revolución? El dia en que los Estadounidenses cruzaron la meta de la victoria, y lo que es mejor, ¡el cielo estaba celebrando con estrellas fugaces!4 En mi opinión, el 19 de octubre debería ser el día para celebrar la grandeza de esta nación. El 19 de octubre: el día en que “el mundo se puso de cabeza”5 y la armada más poderosa del mundo fue aplastada por un grupo de pobres almas descalzas (y unos cuantos soldados Franceses con mucha clase). Yo se, yo se, el 4 de julio fue tremendo evento, pero cuando la gente corre una maratón, ¿ellos celebran el día en que deciden correrla?, ¿o celebran el día en que cruzan la meta?
Bueno basta de eso, volvamos a la historia.
La mañana siguiente fue probablemente el día más feliz de la vida de Washington. Decidió usar su caballo favorito “El Viejo Nelson” para galopar sobre el campo de batalla con sus tropas victoriosas. Los Británicos fueron forzados a caminar loma‑arriba, y a amontonar sus armas en la cima. Al bajar, tenían que pasar por una formación a dos columnas de soldados Americanos que los miraban fijamente. Fue un momento glorioso para el Ejército Continental, y a pesar de que Washington soñaba con que esta victoria hubiese sucedido en Nueva York, fue más que suficiente.
Habian ganado la guerra… ¡Inglaterra fue derrotada por fin! Dicen que cuando el Rey George III se enteró de la derrota de Yorktown dijo “¡Eso es todo! ¡Se acabó!”. Y con esto se ordenó el regreso de la Armada Naval Británica de vuelta al viejo mundo.
Les tomó un par de meses a los Británicos recolectar todas sus tropas y salir de los Estados Unidos. Y no fue sino hasta el 30 de noviembre de 1782 (más de un año después de Yorktown) que el tratado preliminar de paz fue firmado en París, dandole a los Estados Unidos de América reconocimiento internacional de su independencia. Luego, el verdadero tratado de paz fue firmado el 3 de septiembre de 1783.
Conclusión
Washington habia ganado. Después de esta montaña rusa de emociones, Los Estados Unidos de América podían decir sin lugar a duda que eran una nación independiente.
En cuanto a Washington como persona, por ocho años (en sus cuarentas) había sido tan vigoroso y robusto como cuando tenía veinte, era como si su reloj biológico se hubiera detenido para poder soportar todos los problemas de la guerra. Pero el año siguiente, este reloj avanzó todo lo que no habia avanzado durante la guerra. Se envejeció en un par de meses de una forma notoria. Y desde entonces, el mundo (y la historia) lo recordarían como ese viejito care‑puño del billete de un dólar. Lo cual es una lástima, porque esa foto no captura para nada quien realmente era este tipo: Un general supremamente energético quien no se daba por vencido ni siquiera en las condiciones más terribles. Un comandante en jefe que inspiró a sus soldados malnutridos y tristes a que cabalgaran con él y pelearan por su libertad. Un héroe que no cedía ni un centímetro incluso cuando toda la esperanza estaba perdida. ¡Ese es el verdadero George Washington!
Bueno, antes de cerrar esta parte déjenme mostrarles el cuadro pero en fechas.
Ocho años de guerra… ocho años en los que los eventos que más derrumbaron el espíritu fueron:
Mientras que las victorias más importantes fueron:
En general, Washington perdió más batallas de las que ganó, pero Benjamin Franklin resumió sus hazañas perfectamente cuando le escribió una carta a un amigo Británico en la que le decía que “un plantador americano fue escogido de entre nosotros para liderar nuestras tropas, este hombre envió a casa a cinco de sus mejores generales—confundidos, y sus cabezas sin laureles, considerados una desgracia hasta por aquellos que los contrataron”...
¡Pregunta!
Si George Washington hubiera perdido la guerra, ¿Cuántos años creen que hubieran transcurrido antes de que se hiciera otro intento de rebelión contra la corona? 2, 5, 10, 25 años? Y será que esto hubiera atrasado otras revoluciones? Tengan en cuenta que la revolución francesa pasó mas o menos 10 años después, y las revoluciones latinoamericanas no empezaron sino hasta 30 años después. Pero todas estas fueron básicamente inspiradas por la Revolución Estadounidense. Pueden responder en los comentarios abajo o pueden twittear usando el #preguntawashingtonparte2
Listo, esto concluye la segunda parte de la vida de George. Hagan click aquí para verlo ejecutar todo ese poder que adquirió durante la guerra en la forma más magnífica posible.
Un millón de gracias por leer, y no se olviden de leer más. Pero no lean libros solo para decir que los leyeron. ¡Lean conscientemente! Y escriban, ya que es la única forma de que lo aprendido permanezca sólido en la mente.